jueves, 23 de enero de 2014

Una situación poco menos que idílica


Aquello que diferencia el comportamiento de las bolsas el año pasado, que subieron un 24% en el conjunto del mundo, respecto al que habían tenido en el 2012, con una revalorización del 13%, no es sólo la magnitud de la subida, sino sobretodo los flujos monetarios.

En el 2012, las bolsas subieron sin flujos de entrada mientras que el año pasado subieron con fuertes flujos. El dinero ha vuelto a las bolsas por primera vez desde el 2007.

Estos incesantes flujos compradores reducen la volatilidad de los mercados, empequeñeciendo las dimensiones de los conocidos dientes de sierra, que no son ya de tiburón, sino de chihuahua, y convierten al mercado bursátil en un lobo con piel de cordero. Suben fuertemente las bolsas sin correcciones apreciables, una situación poco menos que idílica.

¿Ese flujo comprador es una bendición o una amenaza?
Se trata de una gran cantidad de dinero que se ha ido acumulando, cual agua de montaña que va llenando poco a poco un pantano que ha mantenido cerradas sus compuertas durante años. Los oscuros mecanismos del miedo no permitían que el engranaje de las compuertas se abriera. Ahora se han abierto, y hay mucha agua, mucho dinero, simplemente fluyendo hacia los mercados.

Los porcentajes que tanto las instituciones como las familias mantienen invertidos en renta variable son hoy inferiores a los que tenían antes del 2007, los cuales a su vez son inferiores a los que mantenían antes del 2000.

En otras palabras, la mera normalización de los niveles de inversión en renta variable en las carteras asegura un flujo comprador de renta variable sostenido en el tiempo. Estamos, además, en un entorno donde las alternativas de inversión que proporcionan el mercado monetario, la renta fija, las materias primas o el mercado inmobiliario tienen una expectativa de rentabilidad muy baja o incluso negativa. Se dan, pues, las condiciones objetivas para que no sólo se recuperen niveles pasados de inversión en renta variable, sino incluso para que se sobrepasen. El pantano está lleno a rebosar, y puede suministrar flujos durante mucho tiempo.

¿Y los riesgos latentes que siempre existen?
Simplemente no son hoy suficientes para activar de nuevo el mecanismo del miedo. La mayoría de los temores actuales estaban allí hace ya mucho tiempo. Que si la tasa de actividad en EE.UU. es demasiado baja, que si en la zona euro difícilmente aumente el consumo dado el escaso crecimiento de los salarios, que si China va a reducir su ritmo de crecimiento, que si los países desarrollados tienen una deuda demasiado elevada, que si Japón no tiene el suficiente crecimiento demográfico como para que el abenomics sea un éxito, etcétera. Encontrar contraargumentos para estos temores es relativamente sencillo, pero también lo era hace un tiempo y en cambio conseguían entonces atenazar a los inversores. Hoy no, sólo un riesgo de nueva naturaleza podría hacerlo.

¿Y el riesgo de inundaciones?
Se podría pensar que tanto dinero fluyendo a los mercados de renta variable podría, en algún momento, sobrecalentarlos. Esta es hoy una posibilidad más que remota dado que los múltiplos de valoración son hoy todavía muy bajos en la mayoría de los mercados. Sólo las bolsas norteamericanas cotizan a unos precios adecuados a los beneficios que sus empresas obtienen, y aún así pueden estas bolsas seguir subiendo al mismo ritmo al que crezcan los beneficios de sus empresas. El resto de bolsas mundiales cotiza aún con fuertes descuentos, que van a seguir cerrándose, implacables, hasta su completa extinción dentro de un tiempo.
Cuando no queden ya descuentos podremos debatir acerca del riesgo real de sobrecalentamiento, pero no ahora.

¿Cuándo será ese momento?
Si nos ceñimos al Ibex 35, cuando cotice alrededor del nivel 13.500, unos 3.000 puntos por encima de los niveles actuales, nivel justificable por los beneficios de las empresas que lo componen. Alguien podría pensar que es un objetivo muy lejano. Puede que sea así, aunque no estaría de más recordar que, desde finales de junio, el Ibex ha subido 2.700 puntos. El objetivo era el mismo en aquel momento,y todavía parecía más lejano.

Jaume Puig. Director General GVC Gaesco Gestión
Artículo publicado en La Vanguardia Sección Dinero del pasado 19 de enero.