Los
CFDs o contratos por diferencias son
productos en los que se intercambia la diferencia del precio de un instrumento
en el momento de apertura del contrato y el precio en el momento de cierre de
la operación. Igual que ocurre con las
opciones y futuros, los CFDS están referenciados a un activo
subyacente que pueden ser acciones o un índice bursátil.
·
La especulativa, mediante la cual, el inversor intenta obtener beneficios de la
diferencia entre los precios de compra y venta.
·
La cobertura. En este caso, y dado que los
multiplicadores de los productos CFDs son menores a los de los contratos de
futuros, se puede ajustar con mayor facilidad el tamaño de la posición a
cubrir, pudiéndose invertir menores cantidades en este producto.
Las
garantías, y por consiguiente la posibilidad de apalancar nuestras inversiones,
representan un factor muy valorado por los inversores, pues ello les permite
realizar un uso más eficiente de sus recursos.
Recuerda que las operaciones apalancadas conllevan un riesgo de
pérdida significativo, pudiendo ser superior a la cuantía de los fondos
requeridos en concepto de garantías.
El apalancamiento puede ampliar tus ganancias pero también tus
pérdidas.
Por su sofisticación y elevado riesgo, este producto sólo resulta
indicado para inversores experimentados, ya que exige el conocimiento de los
mercados y capacidad financiera para afrontar las eventuales pérdidas.
Las
principales características de los CFDs son:
·
Niveles
de apalancamiento elevados.
·
Comisiones
muy competitivas.
·
Sin
cánones de bolsa.
·
Sin
costes por custodia de valores.
·
Posibilidad
de abrir y mantener posiciones cortas.
·
No
tienen vencimiento.
·
Radar
de figuras técnicas.
·
Negociación
electrónica, mayor agilidad.
·
Múltiples
tipos de órdenes.
·
Misma
liquidez que los mercados.
·
Control
en tiempo real de tus posiciones.
·
Acceso
en tiempo real las 24 horas a miles de instrumentos de mercados globales.
Dado el grado de apalancamiento de estos productos, existe un
riesgo real de pérdida económica, pudiendo ser superior a la cuantía de los
fondos requeridos en concepto de garantías.
Por su sofisticación y elevado riesgo, este producto sólo resulta
indicado para inversores experimentados, ya que exige el conocimiento de los
mercados y capacidad financiera para afrontar las eventuales pérdidas.
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