El inversor serio y responsable no juega con su dinero ni con la seguridad económica de su familia.
Sólo invierte cuando existe una expectativa razonable de rentabilidad acorde con el riesgo que quiere y puede asumir.
Sólo invierte a través de intermediarios autorizados y después de consultar información fiable.
Sólo invierte el dinero que no le va a ser imprescindible a corto plazo para otras obligaciones.
Y sólo invierte de acuerdo con sus objetivos y situación personales.